Por Detective Privado Fernando Álvarez
28 de marzo de 2016
DIARIO LAS AMERICAS
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“¡Me robaron la camioneta, necesito que me ayude!”. Así comenzó la llamada que me hizo un cliente desesperado: “Mi hijo recién cumplió los 18 años de edad y desde hacía algunos meses estaba reuniendo dinero para comprarse una camioneta. Si bien no le alcanzaba yo le ofrecí ayudarle a completar el pago pero primero teníamos que buscar la camioneta que le gustaría comprar. Mi hijo entonces buscó por varios sitios de internet donde ofrecen carros usados en venta y aunque encontró varios que le gustaban se decidió por una camioneta de doble cabina muy bonita que costaba solo $5.000. Llamamos al número del vendedor y nos confirmó que aún tenía la camioneta y que con mucho gusto nos la mostraba.
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“Al día siguiente nos encontramos con el vendedor en un centro comercial de la ciudad y nos quedamos sorprendidos por la calidad con la que el señor, su primer y único dueño, había cuidado la camioneta, su pintura y tapicería se encontraban en excelentes condiciones y luego de probarla manejándola por los alrededores, mi hijo quedó convencido de que era la camioneta que quería comprar.
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“El vendedor, un hombre de la tercera edad, humilde, bonachón y agradable, nos confirmó que ahora que se había retirado quería comprarse una camioneta nueva y necesitaba vender esa para utilizar ese dinero de enganche en su nueva compra. El señor no había traído el título de transferencia, pero eso no era un problema pues al día siguiente nos lo entregaría. No obstante la registración del vehículo estaba a su nombre tal y como mostraba su licencia de conducir. Decidimos entonces pagarle los $5.000 en efectivo y nos quedamos con la camioneta y la registración, pues mi hijo tenía miedo de que el señor se la vendiera a otra persona si no la comprábamos en ese momento.
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“Esa tarde mi hijo limpió la camioneta y la acondicionó a su gusto, pues era su primer carro propio. Él estaba muy emocionado. Al día siguiente la camioneta ya no estaba, sencillamente se esfumó durante la noche”.
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El primer paso cuando ocurre un delito, y el robo es un delito obviamente, es reportar el hecho a la policía, pero como mi cliente no era el dueño “registrado” del vehículo perdido, teníamos que contactar al vendedor para proceder a reportarlo. Interesantemente el teléfono del vendedor estaba apagado y mi cliente solo recordaba algunos pocos datos de la licencia de conducir del mismo, suerte que su hijo había sacado varias fotos de su juguetico nuevo donde quedo estampado el número de la placa.
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Comenzamos la investigación de inmediato y en menos de 24 horas y luego de varias diligencias investigativas descubrimos que lo que aparentaba ser un robo, fue en realidad un fraude muy amañado.
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El vendedor, ese señor bonachón, resultó ser en realidad un estafador de carrera. Efectivamente él era el dueño de la camioneta, por lo tanto la venta había sido legal, pero él intencionalmente, no entregó el título de transferencia. Tampoco mis clientes firmaron un contrato de compra-venta, ni siquiera pagaron mediante cheque o Money Order, sino en efectivo.
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El estafador tenía un localizador en el vehículo y en la noche, cuando nadie estaba mirando, se lo llevó usando una tercera copia de la llave que conservaba. Localizamos la dirección del estafador, la visitamos y bingo, allí estaba la camioneta, “el mismísimo cuerpo del delito”. Lamentablemente al no haber evidencia de compra-venta, el litigio de reclamación se tenía que basar exclusivamente en palabra contra palabra. Encontramos entonces que el estafador ya tenía dos demandas judiciales en su contra, de otras dos víctimas, por estafas similares a la de mis clientes, además de otras demandas menores por deudas que arruinaban completamente su crédito.
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Como era un estafador de carrera ya se había preparado de antemano con su escudo anti-demandas (judgment proof) pues aparte de esa camioneta no tenía ninguna otra propiedad, ni retiro, ni dinero. Los bienes que disfrutaba estaban bajo el nombre de su pareja, con la cual no estaba casado. Gracias a las pruebas aportadas, mis clientes ganaron la demanda pero nunca pudieron recuperar su dinero, ni la camioneta. El sueño del hijo se convirtió en una triste pesadilla de fraude, mentiras y engaños.
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Por su bien, desconfíe siempre, nunca realice ninguna transacción sin firmar un acuerdo, evite pagar en efectivo, nunca compre bajo presión de perder la oportunidad, táctica muy común de los estafadores, y nunca compre un vehículo sin recibir el título de propiedad firmado por su legítimo dueño.
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Cuídese del fraude, pero si necesita ayuda, llámenos al 866-224-1245 o visitanos en https://www.drakonxacademy.com//
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Drakonx Investigations es una Agencia de Investigadores y Detectives Privados en Los Angeles, Santa Monica, San Fernando, Santa Ana, Long Beach, Van Nuys, Torrance, Pomona, San Gabriel, Whittier, Orange, Costa Mesa, Huntington Park, Huntington Beach, Culver City, North Hollywood, Burbank, Thousand Oaks, Tustin, El Monte, West Covina, San Dimas, Riverside, San Bernardino, Rancho Cucamonga, Corona, Fullerton, Miami, Hialeah, Miami Lakes, Aventura, Miami Beach, Homestead, Kendall, Coral Gables, Doral, Miami Springs, Miami Gardens, North Miami, Fort Lauderdale, Boca Raton, Hollywood, Miramar, Cutler Bay, Hialeah Gardens, The Hammocks, Sunny Isle, Bal Harbour, Cuba, La Habana, Matanzas, Varadero, Camaguey, Santa Clara, Santiago de Cuba, Holguin, Pinar del Rio, Sancti Spiritus, Trinidad, Cienfuegos, Ciego de Avila, Isla de la Juventud, Guantanamo, Bayamo, Granma.