Octubre 13, 2016
Por el Detective Fernando Álvarez
DIARIO LAS AMERICAS
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La estafa es un delito muy antiguo que se readapta a cada época con el mismo fin de sacar provecho de la confianza de las buenas personas. Hasta hace dos décadas las estafas por correo postal eran muy frecuentes pero en nuestra era informática estos delitos se han triplicado debido a la facilidad que ofrece el internet, no obstante la estafa por correo postal no se ha extinguido y al parecer seguirá haciendo daño a compradores incautos. El siguiente caso es muy reciente.
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La llamada me llego de una mujer desesperada con el siguiente caso: “Soy una mujer trabajadora, soltera y con dos hijos que mantener, por varios años he estado trabajando como vendedora en una tienda por departamentos y me ha ido bien, me gustan las ventas y soy muy buena vendiendo productos. Hace pocas semanas vi un anuncio en la televisión sobre una empresa que ofrecía franquicias de ventas de perfumes y artículos de belleza, me llamo mucho la atención por las marcas, la estrategia de mercadeo y el costo de inversión inicial de solo $3.000. Llamé al teléfono en pantalla de inmediato y me explicaron sobre los productos que ellos incluían en el paquete además de una tableta electrónica para registrar las ventas y ver el crecimiento de este pequeño pero excitante negocio. Interesantemente yo no tenía que pagar nada adelantado, todo funcionaba a contra-reembolso, ellos me enviarían el paquete por correo privado y yo debería entregarle al cartero un giro postal (money order) por valor de $3.000 para recibir el paquete. Esta compañía exigía que el giro postal debía ser comprado en el Correo Postal de Los Estados Unidos solamente, pues no aceptaban giros de otras instituciones. Me pareció muy seguro y procedí a ordenar mi paquete de inversión. Mis cálculos eran de una ganancia del 50% una vez que vendiera esos productos. Pocos días después llego el camión del correo privado, yo le entregue el giro de $3.000 y ellos me entregaron la caja. Contenta me dispuse a abrir la caja para comenzar a organizar las ventas y para mi sorpresa, los productos que incluían no eran de las marcas prometidas sino de unas marcas de muy mala calidad, no contenía la cantidad de productos prometidos y tampoco incluía la tableta. El valor de los productos en la caja no sobrepasaban los $100. De inmediato llamé a la empresa para pedir una explicación pero cuando me presentaba me colgaban el teléfono, luego no tomaban la llamada y finalmente desconectaron dicho teléfono. Al darme cuenta de la estafa presente una denuncia ante la policía y luego con la copia de la denuncia me personé en el correo postal para detener el giro postal de $3.000 pero me informaron que de acuerdo a sus políticas solo pueden hacer algo hasta después de 60 días de haberse comprado el giro, le expliqué que eso seria demasiado tarde pues para ese entonces ya los estafadores habrían cobrado el giro, pero la respuesta del correo siguió siendo negativa. Acto seguido me presenté en la oficina del correo privado para presentar la denuncia y solicitar que detuvieran la entrega del giro postal pero me dijeron que legalmente quien pago por los servicios del correo fue el remitente y por tanto ellos tienen que cumplir con la entrega y no podían detenerla, que ellos solo podían realizar una investigación hasta mucho después. No puedo creer que el sistema no me permita recuperar mi dinero, no puedo creer que el sistema proteja a más a estos delincuentes que a las personas honradas. ¿Crees que podamos localizar a estos delincuentes?
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“Tenemos que intentarlo” le respondí. El sistema está pensado para un mundo ideal y así funciona pero como es sabido los delincuentes usan los beneficios del sistema para beneficio propio y para perjuicio de terceros y el sistema es muy lento para detectar estos delitos y re-ajustarse para evitarlos. Es triste pero esa es la realidad y no creo que cambie mucho, pues los delincuentes siempre buscaran la forma de estar un paso por delante de la justicia. Al mismo tiempo la felicité por haber procedido a denunciar los hechos con la policía, el correo postal y el correo privado; muchas personas no lo hacer por vergüenza sin darse cuenta que es precisamente eso lo que desean los delincuentes.
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Comenzamos la investigación con los pocos datos que tenía el cliente, un par de números telefónicos, la información del anuncio televisivo, la dirección del remitente y otros datos que ella había recabado mientras hacia las denuncias. Los supuestos teléfonos de oficina eran en realidad celulares pre-pagados que no estaban registrados, los anuncios de televisión como pudimos confirmar fueron pagados en efectivo y el nombre registrado era mas común que las piedras. La dirección del remitente se ubicaba en unos almacenes de mala muerte en una ciudad ubicada al otro lado del país. Este almacén no estaba asociado a la empresa que había estafado a mi cliente, y tal vez a muchas personas más. Con la información del correo privado logramos determinar la fecha en que deberían entregar el giro postal en ese almacén y establecimos vigilancia desde muy temprano en la mañana. El camión del correo privado llegó sobre las 11.30am, pero el almacén permanecía vacio, el cartero se acerco a la puerta y toco un timbre que tenía una cámara de video y un intercomunicador, luego de intercambiar algunas palabras con el interlocutor el cartero dejó la correspondencia en un buzón exterior. Luego de que el cartero partiera, Enrique (nombre cambiado) arribó caminando al almacén y recogió la correspondencia, de allí caminó algunos minutos e ingresó a un edificio de apartamentos, de esos que parecen sacados de una película de terror. Horas más tarde Enrique salió del edificio, abordo un vehículo estacionado en la calle y partió. Minutos después fue a una oficina de correo postal y cobró varios giros sin ningún problema. Las siguientes horas de vigilancia proveyeron muchos datos de interés. Enrique era un delincuente convicto que ya había purgado algunos años de cárcel, pero él no era la cabeza de este negocio sino solo un colaborador que cobraba los giros a cambio de un porcentaje. Mi clienta quedó satisfecha con la información lograda pero aunque le sugerí que continuáramos con la investigación ella prefirió entregarle la evidencia que habíamos obtenido a las autoridades y exigirles que continuaran ellos. La policía arrestó a Enrique pocas semanas después.
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Por su seguridad no se confié en todo lo que le ofrecen en los anuncios de los medios de comunicación o del internet. Verifique antes de pagar, recuerde que las estafas están a la orden del día.
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Cuídese del fraude, pero si necesita ayuda, llámeme al 866-224-1245.